La química sexual

Por Editorial Red Familia

Un estudio de la Universidad Brigham Young de Utah confirma que las parejas que posponen las relaciones sexuales tienen más posibilidades de tener matrimonios sólidos y satisfactorios.

Los autores del estudio analizaron el impacto del momento de inicio de las relaciones sexuales en los eventuales matrimonios, a través de 2035 participantes divididos en tres grupos: los que tuvieron relaciones sexuales durante el primer mes de iniciar su vínculo afectivo (776), los que tuvieron relaciones sexuales después del primer mes y antes de cumplir dos años de noviazgo (923), y los que esperaron hasta el matrimonio (336) para tener relaciones sexuales.

Según informa el servicio de noticias HealthDay.com, los autores encontraron que las parejas casadas que retrasaron las relaciones sexuales fueron más propensas a comunicarse, disfrutar del sexo y tener un matrimonio más estable y satisfactorio que los que tuvieron relaciones sexuales desde el principio.

Para Dean M. Busby, uno de los coautores del estudio, precipitarse en la intimidad puede impedir la felicidad conyugal porque en muchos casos la prontitud de las relaciones sexuales lleva a las personas a casarse aún siendo incompatibles porque se sienten comprometidos en un vínculo complejo que no saben cómo romper.

También de acuerdo con la investigación, existe la creencia generalizada de que para una pareja es determinante saber si tiene «química sexual» porque consideran que esa es la clave para un buen matrimonio.

El estudio, publicado en la edición de diciembre de la revista Journal of Family Psychology, sugiere que el inicio temprano de las relaciones sexuales no determina el fracaso matrimonial pero puede dar lugar a «matrimonios más frágiles».

«El sexo es importante, pero no es lo único importante en el matrimonio», recuerda Busby.

HealthDay.com recogió los elogios al estudio de Mark Regnerus, autor del libro «Sexo antes del matrimonio en Estados Unidos», que será publicado este año.

Regnerus asegura que «el impulso para evaluar la química sexual al inicio de una relación romántica, si no antes, es muy popular» pero «simplemente no funciona tan bien como se anuncia».

«Un buen matrimonio –incluyendo el sexo– es algo que se construye. No viene prefabricado», advierte.

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Inicio de la vida humana

Las células reproductoras masculinas se llaman espermatozoides, y las femeninas se conocen como óvulos. Una vez al mes, la mujer ovula, es decir, que el óvulo sale del ovario, y al ser fecundado por el espermatozoide dar lugar a una nueva vida humana.

Esta nueva vida humana conformada inicialmente por una sola célula, es una persona única e irrepetible y tiene su propio material genético que es distinto al de su madre y su padre. A partir de la fecundación se produce un desarrollo contínuo de esta nueva persona que no dejará de ser un ser humano hasta el día en que muera, hayan pasado 10, 30 u 80 años.

El embrión humano desde la concepción es una persona y la ciencia nos aporta datos contundentes para poder afirmar esto: el primero es que el embrión es un individuo de la especie humana que en cada célula tiene 46 cromosomas; el segundo es que el embrión tiene su propio patrimonio genético, es individual, único e irrepetible y distinto a cualquier persona que haya existido o que existirá; el tercero es que el embrión humano está vivo y la cuarta es que el embrión humano es autónomo.

La autonomía del embrión se refiere a que desde el inicio, siendo tal solo una célula después del momento de la concepción, es una persona que solo requerirá de tiempo y un medio adecuado para su crecimiento hasta nacer 9 meses después. El proceso de desarrollo está completamente coordinado por este nuevo ser humano y no por su madre. Este proceso es continuo, sin saltos cualitativos, sin interrupciones, y es gradual e irreversible. El afirmar que el embrión es autónomo no deja fuera que este sea dependiente, y no hay que confundir esto; pues un bebé recién nacido y un ancianito también son dependientes de otras personas para poder sobrevivir.

Algunos datos que reafirman la autonomía del embrión es que el cordón umbilical, la placenta y el líquido amniótico son generados por el embrión y no por su madre; así mismo, el embrión no comparte el flujo sanguíneo con su mamá, y aunque ella estuviera infectada del VIH-SIDA el bebé podría nacer sin esta infección.

Para más datos sobre este y otros temas de sexualidad, visita http://www.sexoseguro.mx en Twitter @sexoseguro

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Reproducirse o no reproducirse, esa es la cuestión

Por  Ma. Teresa Magallanes

Urge un cambio en las políticas de población para mantener el equilibrio entre la población joven y la población de edad avanzada. De seguir la tendencia actual, para el año 2050  la población productiva no será capaz de cargar con los gastos que implica una población envejecida, improductiva, con derechos adquiridos en su vida laboral. Esta es una deuda social que deberá pagar la siguiente generación.

Desde que se empezaron a implementar las políticas de población, no han sido del todo acertadas. Habría sido mejor hacer campañas para despertar la consciencia de los hombres y mujeres sobre la responsabilidad que implica cada hijo que se tiene, en vez de desalentar la paternidad. El problema de nuestro país no es que seamos demasiados. El problema es que son muchos los niños que nacen de unos padres biológicos que no se hacen cargo de satisfacer de sus necesidades.

La irresponsabilidad, es lo que nos ha dado una población empobrecida, con hogares de un solo ingreso, con niños que no sólo carecen de padre sino que casi tampoco cuentan con su madre ya que ella está sola para soportar el gasto de criar a sus hijos.

¿Habrá algún modo de conseguir que cada hombre se responsabilice de todos los hijos que tiene? Al parecer las leyes vigentes no son tan eficaces como se requiere. Ni siquiera con la posibilidad actual de demostrar la paternidad de un hombre respecto de un hijo mediante el ADN, puede la ley lograr que el hombre se haga cargo, siquiera económicamente, de sus hijos.

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